Sobre la obra

Pasan unos minutos desde la puesta de sol. Los tonos cálidos y dorados han virado al azul intenso que saluda a la noche. Al fondo, el Arco de Triunfo se yergue imponente guardando la ciudad, recordando que él domina la escena desde hace muchos atardeceres.

Las luces de los coches toman París. Deslizan sus destellos por la avenida, creando una sinfonía de brillos que danzan en la penumbra. Las tiendas y cafés a lo largo del bulevar se presentan con una atmósfera mágica. La elegancia de la arquitectura parisina, comulgando con la vitalidad de sus gentes. Este atardecer celebra la belleza y la solemnidad de una urbe rebosante de historia, abierta y dinámica; referencia de Europa, capital del mundo.