Sobre la obra

Cuando la noche se tiñe de azules profundos y el paisaje se pinta gélido, un coche avanza por la carretera, templando el aire y quebrando la penumbra. Tal vez se dirige a su hogar, quizás busca donde pernoctar mientras suena una melodía en el interior.

Duele la brisa fría y densa, pero reconforta el vaho que se abre entre la neblina que dispensa el crudo invierno. Un olor, una mirada, una canción; intérpretes de la partitura de las pequeñas cosas, insustituibles en la tarea de hacernos sentirnos bien.

Suecia, lugar amable y hospitalario, acuna al viajero en medio de la estación más hostil y oscura. No obstante, donde hay frío se abre paso el calor.